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Como prometí, voy a tratar más profundamente el tema de los vampiros. ¡No olvidéis el consejo para libraros de esos pequeños ladrones de energía del los que os hablé!.
En la actualidad, a pesar de las abundantes leyendas presentes a lo largo no ya de siglos, sino milenios en, prácticamente, todas las culturas debemos ser realistas y aceptar que el vampiro, conocido como “un no muerto”, criatura que se alimenta de sangre; es parte del extraordinaria y fantástico folclore de nuestros países. Cualquier persona que se identifique con este mito (se crea un vampiro), no es más que un enfermo psíquico con un profundo desorden de la personalidad.
No por ello es menos extraordinario el hecho de que este mito o entidad demoniaca, esté presente y provoque el pánico colectivo en los diferentes pueblos: Culturas orientales y americanas aborígenes. En español se les llamaba”brucolacos”, palabra que provenía del griego, que a su vez los denominaban vrykolakas. Por “strigoiul” lo conocían los rumanos. Vurdalak y upyr en ruso y bielorruso. Draüvulia en los países nórdicos. Los eslovacos los denominaban “vroloks”. “Kyuuketsuki” los japoneses. Vampyrus en latín y así un largo etc. que hace que a lo largo y ancho del planeta, la humanidad se pregunte por estos seres no existentes.